El hábito de fumar ha sido por mucho tiempo un tema candente y, conforme avanzamos en comprender sus consecuencias, la necesidad de abordar este problema se vuelve más apremiante. Más allá de ser una elección individual, fumar tiene repercusiones significativas en la salud pública y el medioambiente.
Desde una perspectiva de salud, los riesgos asociados con el tabaquismo son innegables. El tabaco contiene una mezcla de sustancias químicas dañinas que afectan negativamente diversos órganos del cuerpo. Enfermedades respiratorias, cardiovasculares y diversos tipos de cáncer están estrechamente vinculados al consumo de tabaco. La carga económica y emocional que esto coloca sobre los sistemas de atención médica y las familias es abrumadora.
Además, el impacto ambiental del tabaco a menudo no se considera lo suficiente. El humo del tabaco y sus residuos contienen sustancias contaminantes que terminan en nuestro aire y agua.